miércoles, 30 de noviembre de 2011

IRENE

Nos conocimos el primer día de clase en la Universidad, allá por el 98 (Uf! como pasa el tiempo). Y desde ese mismo día somos amigas. Irene es impulsiva, extrovertida, espontánea y en la mayoría de las ocasiones la puede el corazón por encima de todas las cosas. Poco que ver con mi reflexivo yo. A pesar de ello siempre hemos congeniado y hemos vivido muchas cosas buenas juntas. El paso del tiempo no ha hecho sino reforzar una amistad a pesar de las distancias (sobre todo la suya que no para de viajar y nunca sabes donde andará jeje). Es el nexo de unión de toda la familia de "agricolas" que aunque pasemos mucho tiempo sin vernos, sabemos que al menos una vez al año a la celebración del cumpleaños de Irene, no podemos faltar para ponernos al día. Es algo por lo que siempre la estaré agradecida. Y por estar "ahí" SIEMPRE. Este año el regalo de Irene estaba claro. Un cuadro. Un pedacito de mí.

























Al principio son pequeños,
pero en su discurrir se hacen más fuertes y profundos
y una vez han empezado, ya no tienen vuelta a atrás.
Así sucede con los ríos, los años.... y la Amistad.
                                                                
                                                    Antiguo versículo sanscrito

Un regalo para Arantza

Alex buscaba un regalo para su hermana. Ella, mi tocaya Arantza, es músico y toca el violín en la Banda Sinfónica de Alcorcón. Este es el cuadro que le hice y que espero de corazón que le guste. La Clave de Sol sobre una copia de la partitura del Aria de Bozza para violín (que si alguien tiene la oportunidad de escuchar merece la pena).

























-.Historia de la música antigua.-

Al principio era el silencio absoluto devorándose a sí mismo.
Luego fué el gran estruendo que nadie oyó, y de sus mudas resonancias
nació un universo de cuerdas y esferas.

Así pasaron los siglos de los siglos hasta que de una modulación imprevisible,
por error o de milagro, nació la vida, fenómeno sonoro y polígromo
que vino a adornar con atrevidos contrapuntos, trinos, aullidos, crujir de huesos y brotar de selvas, el vals lejano y geométrico de los espacios.

La danza había alcanzado su apogeo cuando apareció el hombre y alzó su voz fuera del compás.
Su canto sigue repitiendo obstinadamente una extraña melodía, un arpegio de cinco notas:

              Risa   -   Llanto   -   Arrullo   -   Grito   -   Suspiro

Música Moderna.

Francis Ballesteros